sábado, 4 de septiembre de 2010

EL PODER DE LAS PALABRAS

Las palabras curan o hieren a una persona.

Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio.
Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés airado o resentido y habla sólo cuando estés en paz.
Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca".
Don Miguel Ruiz, en su libro “Los Cuatro Acuerdos” pone como primer acuerdo el “se impecable con tus palabras”. El expone que las palabras expresan tu poder creativo y que no solamente son sonidos o símbolos escritos, sino que también son la fuerza que constituye tu poder para crear. Crear tu salud, tu amor, tu prosperidad, tu éxito, tu paz y tu tranquilidad. También explica la importancia que tiene la manera en la que les hablamos a nuestros niños. Con las palabras (entre otras cosas) estamos forjando su personalidad y su forma de actuar en la vida. Las palabras, de acuerdo a Don Miguel Ruiz, tienen el poder de encantar, son como una magia o un hechizo que lanzamos al hablar. Los niños son especialmente susceptibles a esto, ya que no tienen un marco de referencia para poder distinguir entre las palabras de alta frecuencia (amar, perdonar, compadecer, respetar) y las palabras de baja frecuencia (rabia, rencor, coraje, no puedes, no puedo, etc.) y no saben como resistir esta vibración. Háblales a los niños con amor para que aprendan a sincronizarse a la alta frecuencia de la vibración del amor.

Cuantas veces una palabra fuera de lugar es capaz de arruinar algo por lo que hemos luchado, cuantas veces una palabra de aliento tiene el poder de regenerarnos y darnos paz.
Las palabras insultantes o despectivas nunca han creado algo edificante. Con el uso de expresiones agresivas, lastimamos a las personas provocando heridas creando resentimientos y dolor , que se volverán a nosotros, …

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado papel y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior, al cuidar de nuestro lenguaje purificamos nuestro mundo interior.
El Dr. Masaru Emoto descubrió que las moléculas del agua reflejan nuestros pensamientos, palabras y sentimientos y en sus libros presenta pruebas de que el agua está viva y responde a cada una de nuestras palabras y emociones.

Cuando el agua está expuesta a palabras como "amor", "gratitud" o "sabiduría", los cristales que forma al congelarse son hermosos y ordenados. Cuando se expone a expresiones como "¡estúpido!", “rencor”, “coraje”, son indefinidos o incompletos. Si lo que decimos tiene ese poder sobre el agua, imagínate el poder que tiene sobre nuestro cuerpo (que es más de un 80% agua) y nuestra mente. Pero, no solamente es el decir algo positivo, es sentirlo, es desearlo con toda la vibración energética que poseemos, es actuar sobre lo que decimos, las acciones son nuestra mayor fuerza. Pensamientos positivos, palabras de motivación, sentimientos de alegría y bienestar hacia nosotros y hacia los demás, ponen energías beneficiosas en nuestro cuerpo, mente y todo lo que nos rodea. Una vez entiendes que toda acción tiene un efecto (toda acción tiene una reacción) puedes hacerte cargo de tu proceso de transformación. Al internalizar esto, vas a estar más atenta a tus palabras y a tus acciones porque estas conciente de que algo va a pasar y quieres que sea algo de beneficio para los demás y para ti.

Muchas enfermedades son únicamente el producto de nuestros pensamientos desequilibrados. La violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas otras cosas existen y conviven con nosotros en este mundo

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Adri

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